La familia Suriol cultiva sus viñas siguiendo las tradiciones mediterráneas de cuidado de la viña entendiendo que son las mejores por los propios campesinos, por los consumidores y por el mundo en su globalidad. Para dar continuidad a esta tradición todas las viñas se certifican bajo el paraguas de la agricultura ecológica en 1996, y en 2010 incorporan las prácticas biodinámicas a toda la finca.
Defienden que las variedades tradicionales son aquellas que los campesinos han transmitido generación tras generación al considerarlas de alto valor por su agricultura, a través de la “selección massal”, que se adaptan al microclima y al futuro cambio climático del territorio.
La naturaleza seleccionará para cada viña, variedad y añada un tipo de levadura salvaje diferente que darán multitud de matices a los vinos de la bodega.
Como campesinos enólogos quieren intervenir el mínimo posible en la elaboración de los vinos, dando importancia a la esencia del paisaje de las 30Ha de viña divididas en más de 25 microparcelas en el Alt Penedès (Font Rubí).
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